Prologo.
Mi
nombre es Xanagaz, y una vez pertenecí a
la “Torre de astrónomos”. Una de las
órdenes de magos de mi mundo,
Aywin. Ingresé en esta orden por mis altos conocimientos en la materia, pero no es la historia de mi vida lo que
quiero relatar en este diario, sino la historia de cómo la bella Aywin se convirtió en un páramo helado por la
consecuencia de los hombres.
Aywin
, a día de hoy, es un mundo helado donde
los arboles con su follaje verde y aguas cristalinas han desaparecido
prácticamente; los animales, con sus tonalidades marrones, sobreviven aguantando temperaturas tan bajas que
su pelaje se encuentra cubierto de un fina capa de nieve. En conclusión, lo que era una tierra donde
existía las estaciones. Ahora, la única estación que mece las tierras, es el invierno más extremo nunca conocido en
la historia del mundo.
Desde el norte hasta el sur del mayor
continente conocido, Sebulz, hasta lo más profundo de la infra obscuridad. Los
humanos luchan por sobrevivir a las condiciones de vida de su tierra.
Muchos de ellos siguen en la superficie luchando por labrar campos e intentar
que la vida vegetal vuelva a prosperar. Pero, la gran mayoría, desde hace muchos años que no logro
contabilizar, prosperaron para crear grandes civilizaciones en la parte más
calidad del mundo. Bajo tierra. Y allí es
donde la humanidad en estos años ha ido
creando sus ciudades y civilización. Parecerá algo extraño encontrarse una
ciudad enorme bajo tierra, tal como se
conocía en la antigüedad: con sus palacios, mercados, baños públicos, etc. Pero era el único modo de sobrevivir a este clima.
Sin embargo, tal como he comentado anteriormente, no todos los humanos
decidieron abandonar la superficie. Algunos, como los “Montañeses” se han
adaptado o evolucionado (no sabría decirlo) al clima extremo. Humanos
robustos con alturas por encima de la
media humana y con una capacidad de supervivencia adquirida en estos mil años aproximadamente. Los Zhitaly, humanos
mutados por la “magia de la sangre”. Seres grotescos una mezcla de troll con mediano con una sensibilidad a la magia comparada a la
de los antiguos Elfos.
El
resto de las razas civilizadas: medianos, draconianos, etc., Han prosperado lo mejor que han podido. Pero no
es de mi interés hablar de las otras razas de este mundo, sino de la
mayoritaria, los humanos. No obstante, debo hacer una pequeña referencia
a la segunda raza más poblada de la tierra. Los Elfos. Adoradores de los grandes bosques, creyentes
del Dios de la naturaleza, cuyo nombre
se ha olvidado con el paso del tiempo. Y en definitiva, la raza que estaba
en una armonía completa con la
naturaleza.
Los
Elfos, debido a su antigua condición de protectores de los bosques y la
naturaleza, se volcaron con determinación a cuidar las tierras que
sobrevivieron al “El cambio” (nombre popular que recibe el cataclismo vivido)
custodian mediante sus guerreros, las cúpulas de conservación; sus druidas y
sacerdotes mantienen la poca foresta que
queda en la tierra. Estas
cúpulas de conservación, fue el ingenio
de Elfos y Eladrines en crear los diseños de un invernadero mágico para poder
conservar la foresta, a día de hoy sagrada.
Los
humanos, seres ambiciosos, incorregibles y destructivos. Tal como he comentado,
no tuvieron problema de adaptación utilizando su gran sentido de la
supervivencia. Pero…… los humanos y demás
razas se preguntan: ¿Cómo se llegó a esto?, ¿Quiénes fueron los responsables si
los hubo?, ¿El mundo debería existir? Estas son las preguntas que se realiza la
mayoría pero algunos sabemos la verdad. Y yo, fuera de las leyendas e hipótesis
creadas en los años desde “El cambio”,
conozco los hechos porque estuve allí.
Crónica de los Tierras Heladas. Prologo y parte 1.
Xanagaz el no-muerto.
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