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miércoles, 28 de marzo de 2012
Campaña de nivel Parangon para los " Hijos de Mordenkainen"
Os dejo lo posteado en el privado de Face.
Señores, pasando a otro tema de importancia.
Os indico que la aventura esta a punto de terminar y, como dijimos( en consenso mayoritario por todas las partes) que queriamos disfrutar un tiempo con D&D 4 ed; necesito saber, lo siguiente:
- ¿Os quedareis con vuestros pjs de ahora para llevarlos al nivel parangon?
- ¿ Cambiareis de pj y de raza??
Son preguntas que quieros que realiceis todos, pero no aqui ( se pueden perder los datos con tanto posteo) sino en mi blog; que para algo esta ¬¬.
He creado el hilo. Solomante, tendreis que logear con vuestro gmail y comentar. Tambiém, encontrareis las restricciones que pongo.
http://donogalxanagaz.blogspot.com.es/
Espero vuestras respuestas y, asi, empezar a elaborar la campaña de nivel parangon
Además, tal como indiqué en el post, comento las restricciones:
1- No repetir clase, almenos que sean del manual basico; estas siempre estan disponibles.
2- Hay ciertas razas no permitidas en la partida, por ejemplo, el Drow.
Estas son unas de las normas, que a voz de pronto, se me ocurren. A medida que vayais contestando, ire diciendo si son factibles.
Un saludo a todos.
miércoles, 21 de marzo de 2012
Relato de Lucentum y Ghendalar parte 2
-
Disponer la caballería, debemos parar el ataque-
El hombre ataviado de una armadura completa dirigió a sus soldados hacia el frente de
abominaciones de no muertos en las
heladas tierras de Rasganorte.
-
Capitán, aun no hemos recibido la señal del
comandante. Debemos esperarla tal como nos dijeron- El sargento indicó al capitán
el plan previsto para la vanguardia de ese día.
-
¡No, no pienso esperar para ver como matan a mis
hermanos! El comandante se equivoco de estrategia, van a ser machacados por el
enemigo- El capitán levanto su yelmo para mostrar su cara de frustración e ira.
Ghendalar, capitán de la sub división de exploración de los Fiordos Aquilonales.
A
una señal, la caballería avanzo hacia el frente con la mayor velocidad posible;
en el choque, los paladines y guerreros, utilizaron todas sus fuerzas para
mermar el avance de las abominaciones. Ghendalar, salto del caballo en el
último momento, en el que un gran cuchillo silbo el aire por la altura del caballo.
Se incorporo de seguido con la espada desenvainada, lista para hacerle frente a
la abominación.
Estocada
tras estocada, iba ganándole en el combate a la abominación; invocando la Luz
en cada remetida. La abominación, no
podía hacer nada ante el ataque del curtido paladín. Él era el ganador.
-
¡Por la Alianza! – grito Ghen hacia sus
compañeros con ánimo de darles valor- ¡Que la Luz nos guie, hermanos!
La
batalla duro durante las dos siguientes horas, hasta que los no muertos se
retiraron. Un día más, la Alianza había aguantando el ejército del príncipe
caído, Arthas.
*********************************
-
Mi señor, los paladines han vuelto a ganar este
día- La figura amorfa de un no muerto
hechicero, se inclinaba con temor ante
la figura espectral del Rey- Este contingente de la Alianza es muy duro.
Nuestros hombres, utilizando todos sus recursos, no son suficientes para
retenerlos en las costas.
-
Sabandija insignificante, ¿en qué momento fuiste
elegido para tal empeño? Kelthuzad se equivoco eligiéndote. Debo de tomar
medidas al respecto- La voz profunda del Rey hizo que él no muerto se
estremeciera de pánico- ¡ No vales nada!
Te enviare a tu reemplazo en breve para que pueda paliar tal situación. Espero
que cuando llegue, la recibas como es debido.
-
Si mi señor, gracias por este acto de clemencia.
Ella, será recibida tal como su cargo indica- la misérica forma de no vida, se arrodillo ante la imagen del Rey; viendo su salvoconducto a la muerte
definitiva.
-
Espero, que ella sea clemente contigo- Una risa
profunda y diabólica resonó del yelmo del Rey. Para, poco después, desaparecer
la imagen de él.
*********************************
-
Jajajajajaja, bien Ghen. Ahora, ¿te dejaras que
te emborrachemos? – El viejo enano le pego una palmada a Ghendalar en la
espalda en agradecimiento por la gesta.
-
Lo siento Morkalin, debo estar atento. Mis
tropas siguen dependiendo de mi- dijo Ghendalar con una cara que no demostraba
mucha credibilidad a lo que había dicho. Para poco después, arrancar en risas
estridentes junto al enano.
-
Pensaba que te estabas emblandeciendo. Ya te iba
a mandar a darle de comida a los caballos- el enano rompió en carcajadas,
mientras levantaba la jarra de cerveza para brindar con la mesa entera.
No
obstante, entre la cerveza y las risas de los enano. Ghen, estaba sumergido en
sus pensamientos mirando la cicatriz que llevaba en su mano. Recordaba como se
la había hecho, y quien.
Aquel
verano cuando había pasado dos años desde su ingreso en la orden y, el haber conocido a Lucen, su compañera de armas. En medio del campo, se pusieron a ejercitar
sus estilos de lucha con la espada como tenían costumbre.
Lucen
se abalanzo hacia el paladín de frente describiendo un arco descendente con la espada,
únicamente, sosteniéndola con una mano y dejando la otra libre para crear una
estabilidad por el impacto inicial del ataque. Ghen, paró la estocada con la
espada recibiendo todo el impacto de la carga, obligándole a flexionar las
piernas para amortiguar el golpe. En ese momento, Lucentum, aprovechando la
estabilidad obtenida por la mano libre. Gira sobre sí misma, avanzando en un
baile macabro para posicionarse en la espalda de él. Ghendalar, con rapidez, alza la espada para
llevarla a la espalda y, así, parar la estocada por la retaguardia; otro giro
más, y los dos contrincantes quedan cara a cara- No está nada mal……, para un
hombre- dijo Lucentum con una sonrisa socarrona.
El
combate se alargo durante unos seis minutos, con sus altibajos en la pelea y
sus desequilibrios de la abalanza. Pero,
en el último momento de la pelea. Ghendalar, descuida su guardia para ser
acertado en la mano con el filo de la espada de Lucentum- ¡Por la Luz!, que te ocurre, ¿acaso quieres amputarme la
mano?- Ghendalar grito tras recibir el corte en la mano mientras sangraba sin
cesar. Se giro bajando la guardia e
invoco a la Luz para su herida dejara de sangrar.
-
Si hubiera sido un orco, estarías muerto- Lucentum miro con dureza al hombre
mientras limpiaba la sangre que se había alojado en su espada debido al golpe.
-
A veces, creo que no estás bien de la cabeza,
mujer- grito sin control el paladín, alejándose de su compañera.
Ghendalar,
se frotaba la mano donde tenía la cicatriz. La morriña le inundó al pensar en
ella. Pues la mujer acudió al cuarto de Ghendalar para susurrarle al oído-
Debemos ser fuertes, Ghen. No nos espera una vida fácil, y debemos permanecer
juntos para siempre - recordaba como la mujer le daba un beso en la mejilla
para luego abandonar el cuarto, creyendo que estaba dormido en el momento que
le dijo esas palabras.
Esa
cicatriz le daba fuerza, le recordaba porque luchaba contra el mal; ya no era
patriotismo y supervivencia, era venganza.
******************************************
Una
figura humana entro en la enorme tienda del oficial no muerto. A su paso, otro
no muerto apareció para recibir al caballero de armadura y, posteriormente, llevarlo a la presencia del oficial.
El
no muerto, encargado del destacamento, se horrorizó al ver la figura de un
caballero de la muerte. Guerreros del rey exánime.
-
Adelante, caballero. Estábamos esperando su visita, tal como nos
dijo el Rey- el oficial no muerto, se levanto para recibir al recién llegado.
-
Ahórrate tu verborrea y teatralización de mi
audiencia. Nuestro señor, esta a disgusto por tu mala gestión de las levas, y
pide tu reubicación- la voz profunda del caballero, denotaba su parte melódica, pues bajo el
yelmo se encontraba una mujer.
-
Mi señora “Noctambula” le cedo el puesto de
mando para que empieza la campaña contra la Alianza de Lordaeron, que llegaron hace meses a las costas…. Y para
mi reubicación- dijo el oficial.
-
Exacto, sal de esa mesa y sal de esta tienda-
dijo Noctambula dirigiéndose a la mesa para sentarse a ver los planos de
ataque.
El
oficial salió de la tienda, donde se encontró con diferentes lacayos
rodeándolo, dispuestos a retenerlo- Matadlo, no es de utilidad para el Rey-
dijo Noctambula desde dentro de la tienda para que lo escuchara la hueste de no
muertos que había rodeado a su anterior oficial. El ser fue desmembrado cacho a cacho.
La
caballero se quito el yelmo para descubrí un bello rostro absorbido por la
obscuridad, preparándose para la campaña contra los paladines.
******************************************
Había
llegado la mañana del vigésimo día de campaña, todos esperaban en los caballos,
listos para avanzar. La lluvia, caía sin cesar y, el barro entorpecía cada vez
más el avance. Ghen, miro al horizonte
donde veía a la hueste de no muertos preparada para la carga. Había ideado un
ataque frontal con la caballería mientras otro destacamento atacaba por el
flanco; un barco desembarcaría en la playa con las tropas que faltaban. Solo
necesitaba aguantar lo máximo posible,
hasta que llegara el barco sin que el enemigo se percatara de su
presencia.
Miro
hacia un lado, e inclino la cabeza cubierta por el yelmo en forma de leon, para
dar la señal a Morkalin- Creo que otro día mas, la muerte nos espera- Dijo el
enano mirando hacia el horizonte.
-
¡Guerreros, recodad un día mas, la cantidad de
familias que murieron en las tierras de Lordaeron. Recodad, que una vez
tuvisteis una vida pacífica con vuestras mujeres y niños, y que la plaga llego
para destruir todo lo que teníais! - Ghen, empezó a gritar a los soldados
recordando los días felices de su vida. Antes de la plaga, antes del Rey- Yo perdí una gran vida, dedica a la Luz y al
bienestar. Ahora, solo me queda recordad todo aquello que amé y que se fue en
el olvido, solo me queda destruir al Rey y salvaguardar a aquellas familias que
sobrevivieron a tan nefasta corrupción. Invoco a la Luz, invoco a la venganza
por esas almas caídas. Invoco a la vida y a todos los que murieron por
preservarla. ¡Destruyamos a la plaga! ¡POR LA ALIANZA!- El paladín grito a
pleno pulmón para empezar la marcha en dirección hacia el batallón de no
muertos.
El
choque de las fuerzas fue enorme, las espadas golpeando en las armaduras
haciendo restallar los tímpanos; el eco
de las montañas acentuaba dicho estremecimiento. Los paladines y guerreros,
luchaban sin cesar con la horda de no muertos cada vez más numerosa. Ghendalar, desmontó de su montura y se
dirigió hacia un claro entre la batalla para proteger al enano abatido por una
estocada de un no muerto. Este, yacía en
suelo sin vida; era demasiado tarde para él. El paladín miro al no muerto que
había matado a su amigo. El ser, horrendo con
mirada vacía y una mandíbula desencajada, observaba al paladín mientras recobraba fuerzas para el
nuevo combate.
Ghendalar
se echó hacia adelante con la espada en ristre para liquidar al no muerto. Lo
ensartó y lo derribo al suelo para, justo después, encajarle una patada en el
mismo mentón de la criatura; haciendo que esta se desprendiera de la cara del
enemigo. Otra oleada llego para abatir
al paladin pero, gracias a Luz, Ghendalar invoco a esta para que le protegiera
de los ataques de sus enemigos. Tras la confusión de estos ante la inesperada
invulnerabilidad del paladín, retrocedieron desconcertados. En ese momento, el
paladín aprovecho para encajar golpe tras golpe hasta derribarlos en el suelo.
En
ese momento, los refuerzos que habían llegado a las playas aparecen por el
oriente para atacar el flanco de la plaga; todo iba como se había planeado.
Ghendalar
se levantó con ánimo ante la llegada de los refuerzos, viendo como los no
muertos se organizaban para recibir el choque por el flanco. No obstante, es su
momento de gozo por la próxima victoria, un caballo surgido del mundo de los no
muertos, se abalanzo empujando a todo
aquello que se le pusiera en medio. El jinete, ataviado con una negra armadura,
alza su espada para propinar una carga contra el paladin. Ghen, se tira al
suelo y rueda sobre sí mismo para no comerse la embestida. El jinete desmonta de la montura con la
espada en ristre preparada para la batalla con el paladín.
Ghendalar,
mira fijamente hacia ese yelmo monstruoso preparado para asimilar la técnica de
su enemigo en este combate. De repente,
el jinete carga contra el paladín con el arma a una sola mano, dejando libre la
otra para ganar estabilidad en la remetida.
El paladín, responde como hizo en antaño; esa técnica la conocía. Los dos siervos: uno de la Luz y otro de la
obscuridad. Propinaban estocadas tras estocadas en una batalla espectacular,
donde los no muertos hicieron un corro para ver como su general combatía por
ellos- ¡POR NUESTRA SEÑORA NOCTAMBULA! - gritaron los no muertos al ver cómo
iba ganando terreno al paladín afligido por el cansancio de la batalla.
En
un giro, Ghendalar tiene la suerte de topar con un punto flaco en la defensa
del jinete para rodar sobre sus propios pies y propinarle un golpe en la
cabeza. El golpe hace que el jinete caiga al suelo, y que su yelmo salga
despedido por los aires. Ghendalar, se queda mirando fijamente al abatido
caballero de la muerte para que se incorpore y, así, reanudar la batalla. Cuando el caballero se levanta del suelo,
gira sobre sí misma para mirar con desafío al paladín. La rabia contenida del
golpe encajado por el paladín, hace que el caballero muestre ira en su
rostro.
-
No puede ser- dice Ghendalar en un susurro solo
perceptible por el mismo- No puede ser. ¡Tú, estas muerta! Tú no eres ella-
grito el paladín a pleno pulmón.
-
Paladín, llegó la hora de tu redención.
Noctambula no deja prisioneros de guerra - una sonrisa diabólica se dibujo en
su rostro mientras levantaba la espada para proseguir con la lucha.
Continuara……
lunes, 30 de enero de 2012
Lucentum y Ghendalar. Historia parte 1
LUCENTUM
GHENDALAR
Ghendalar, despertó de su sueño reparador, para encontrarse con la realidad de ingresar a la orden de paladines de la alianza de Lordaerom esa misma mañana. Con tan solo dieciséis años de edad, había experimentado la muerte desde muy cerca; su padre murio a manos de un orco, dejandolo marcado de por vida y, prometiendose, que daría su vida por la defensa del reino de los humanos, sin impórtale su propia vida.
Era algo perezoso, pero tenía que levantarse como cada mañana para sus ejercicios con la espada y sus estudios de historia. Le encantaba leer, siempre y cuando fueran relatos de caballeros y paladines que estuvieran dispuestos a luchar contra el mal que incidiera en las vidas de la gente de la Alianza. Pero, la tranquilidad, le reconfortaba hasta el punto de prácticamente invernar- Uffff si tuviera que dormir poco, ¿qué sería de mi?- dijo Ghendalar para que solo el escuchara su reflexión.
Se levanto y se dispuso de la armadura de mallas que le habían facilitado para la ceremonia, no sin antes acicalarse y lavarse para la ocasión.
**********************
Dos hombres se abalanzaban hacia la frágil figura de tan solo uno setenta de altura. Fintando a uno, y derribando al otro con un golpe de la empuñadura de su espada.
El hombre derribado, se levanto con la mayor velocidad posible para defenderse de la siguiente arremetida de la joven; sin éxito alguno, pues esta, echó un paso atrás para mantener la distancia de seguridad de la estocada. La estocada silbó el aire y la joven contraataco con una patada a la cara del hombre mientras el otro cargaba una vez más hacia ella, que evadió el ataque metiéndose por debajo de la defensa de este para levantarlo en plena carga, y así, dejarlo boca arriba en el suelo.
- Lucen, como te has levantado hoy. Una mas así, y mi mujer tiene que buscarse otro marido que la alimente- dijo el hombre que estaba en suelo boca arriba mientras se levantaba con la mano en alto, en señal de que cesara cualquier ataque. El entrenamiento había terminado.
- Al paso que vas, tu mujer tendría que alimentarte y luchar por ti - la sonrisa de la espadachín cegaba a cualquier hombre. La mujer, de nombre Lucentum (idioma perdido en la historia) era el claro ejemplo de cómo una mujer que podría haber tenido a cualquier hombre, dedicada su vida a la espada y la luz. Un largo cabello moreno, ojos verdes, facciones finas como la misma reina de Lordaeron y una piel tostada denotando su origen sureño. Ella fue una niña huérfana traída de la vega de Tuercespina para ingresar en el orfanato de las tierras de Arathi.
- Lástima que los hombres hayamos perdido la posibilidad de desposarte. El reino perdió una bella dama pero gano una gran guerrera- se acerco a los dos el instructor desde el otro flanco donde había caído de una patada de la joven- Creo que ha llegado el momento de prepararnos para tu iniciación como paladín.
**********************
Ahora, era un paladín: servidor de la Luz; servidor del reino; servidor de la vida; servidor de su rey. Y como tal, debía comenzar su instrucción junto con otros iniciados de los principios de la Luz para servir al reino de Lordaeron.
El entrenamiento era duro. Semanas y semanas de comprender como la luz penetraban en su cuerpo para luego aplicarla en sus distintas acciones. Comprendía casi en su totalidad, el arte de la lucha con la Luz. Notaba como penetraba en él para darle una visión clara de los movimientos de su enemigo, para sentenciarlo con un ataque más rápido que un humano mortal. La Luz era poderosa en él para el combate.
Una mañana, dentro del complejo instructor, mientras se dirigía hacia la iglesia para rezar a la luz. Vio como una mujer estaba rodeada por cuatro hombres con las armas en ristre, dispuestos a luchar todos contra ella. Ghendalar, fue a interceder tal injusticia, pero fue parado por uno de los espectadores que le dijo- tranquilo chico, ¿ no conoces a la joven Lucentum- Ghen negó con la cabeza sin emitir sonido alguno, mientras no apartaba la vista de la escena- Pues ves acostumbrándote a ella, es una fiera en combate-dijo el veterano que lo paró.
Observo como la mujer iba derribando uno a uno a sus contrincantes sin el menor impedimento, en una danza bella y a la vez mortal con su espada. Fueron derribados finalmente.
Ghen, después de que los contrincantes se fueran malhumorados por otra derrota más, se acerco a ella para conocer a esa compañera mortal- No está nada mal para una muñequita como tu- dijo Ghen mostrándose simpático.
- Acaso ¿quieres que el combate contigo sea más que un entrenamiento, y termines en una tumba?- miro Lucentum a la cara del pelirrojo con sus pecas en los pómulos y su cara imberbe- Muchos, han intentado intimidarme por mi razón de mujer y, créeme, no ha salido bien parados.
- Perdón, no era mi intención ofenderte. A veces, debería meterme la lengua por donde…. Bueno, me llamo Ghendalar. Un placer, el conocer a una mujer como tu- Ghendarlar tendió su mano para que esta la agarrara por el antebrazo a la forma de cualquier hombre. Lucentum, viendo el gesto de igual que le mostraba el pelirrojo, se la tendió- Mi nombre en Lucentum y no me gustan los comentarios contra mi condición de mujer, pelirrojo. ¿Te has mirado al espejo? Pareces una carlota andante- rió con esa sonrisa sensual que solo la paladín podía expresar.
Los dos paladines se dirigieron hacia la capilla para los rezos matutinos.
**********************
Dos años han pasado desde la academia, cuando Ghen y Lucen se preocupaban por rezar y comprender el significado de la Luz, mas los entrenamientos con armas. Muy lejos ha quedado la química, el entendimiento y la camarería por superar todos los obstáculos de la instrucción. Aquellos días cuando nació el amor entre dos personas unidas por la Luz, cuando el pelirrojo y la morena se amaron sin descuidar su deber por su pueblo y su nación.
Ahora, el uno y el otro, espalda con espalda. Están siendo atacados por una horda de no-muertos creados por la maldad de la plaga.
- ¡¡¡¡Lucen, el flanco derecho, cuidado!!!- chilló Ghen viendo como desde la lejanía una masa de músculos y cuerpos cosidos unos con otros, han creado un armatoste de tres metros de altura.
- Ghen, debemos retirarnos, esa cosa es demasiado para nosotros. Avanza y utiliza la Luz para deslumbrar a los nomuertos- a la orden de Lucentum, Ghen levanta con una mano una reliquia de algún antepasado paladín.
Invocando la Luz, un rayo de energía lumínica aparece en línea recta haciendo a los nomuertos echarse hacia tras para crear un camino. Ante tal situación, Lucen se dirige tras Ghendalar por el camino despejado por el efecto de Luz hacia lo que parece un lugar seguro estratégicamente. Una cueva.
Una vez recuperado el aliento y casi en plena oscuridad. Ghen levanta la cabeza del suelo con fatiga- Tenemos serios problemas, morena. Acaso, ¿ha llegado el final de nuestra carrera?- responde el paladín con una sonrisa satírica, riéndose de la muerte y de los nomuertos.
- Muchos tienen que caer antes para poder vencerme, niño con pecas. O ¿acaso olvidaste que soy mejor espadachín que tú?- Lucen miro a Ghen a los ojos.
- La cuestión de todo esto es que estamos rodeados por un ejército de no muertos y no tenemos escapatoria. Dudo que los refuerzos de Uther lleguen a tiempo para despejar esto. Por lo tanto, solo me queda decirte que ha sido un honor esta con tal paladín como tú. Que la oscuridad de mi vida tras la muerte de mi padre se desvaneció cuando te encontré en pleno combate rodeado de esos hombres, y cuando me atreví a acercarme y presentarme- Ghendalar se levantó del suelo frio de la cueva, y Lucentum le imito. Se quedaron fijamente mirándose el uno al otro en medio de la cueva con las caras llenas de hollín y las armaduras llenas de una sangre negra de sus enemigos.
- MI niño pecoso, no hace falta que te pongas tan melodramático para decirme que me amas. Lo sé, y tú también sabes que no hay hombre como tú que aguante tanto mi mal humor cuando blando una espada.- Lucentum le abrazo con fuerza y lo beso con pasión- Siempre te querré Ghen, quiero que lo sepas, y que mi pelirrojo no puede acabar así. Te amo demasiado- Ghen miro con dubitativa a los ojos de Lucen mientras notó como su cabeza era golpeada por la empuñadura de la espada de Lucentum.
- Una vez, me dijiste que lo dejarías todo por estar junto a mí. La orden, la luz, todo. Pero yo no quise. No obstante, tuviste el atrevimiento de darme este pañuelo bordado como símbolo de una unión que nunca se realizo, y creíste que lo tiré y me deshice de él- dijo Lucentum entre lagrimas mientras de la coraza de su armadura sacaba un pañuelo bordado con el símbolo de un ojo dorado y con una frase en el reverso que citaba “Dos amantes que solo pueden ser noctámbulos para amarse” mientras los dejaba en la mano del inconsciente Ghendalar.
Lucentum deja el cuerpo inconsciente de Ghendalar en la cueva con paso decidido hacia la luz del campo de batalla. La horda de muertos al ver como un ser vivo aparece de la frondosidad de un bosque, se abalanza con rapidez hacia la paladín. Ella, se pone en posición defensiva para recibir la oleada de ataques provenientes de los no muertos. Estocada tras estocada, la fuerza de la paladín va mermando a medida de que sus enemigos crecen en número, pero las fuerzas no le flaquean mientras grita- MI pelirrojo, vivirás.¡¡¡Vivirás!!!- con ese último grito, la oleada de no muertos hacen retroceder a la paladín hasta derrotarla.
Una masa de cuerpo la tiran al suelo mientras en entre gruñidos y sonidos de desgarres de carne, se oye los gritos de una joven paladín.
**********************
Ghendalar despertó con la luz del alba entrando en la cueva. Sintió el tacto suave del pañuelo en su mano, la textura de los bordados, el olor a ella. Se incorporo con la mayor velocidad posible, mareándolo en el proceso por el fuerte impacto recibido en la cabeza. Empezó a buscar por la cueva y no la encontró. Salió de la cueva para ver como las tropas de Uther llegaban en plena batalla, y como los no muertos huían al ver que su ejército se reducía ante la nueva amenaza.
El paladín estuvo buscando hora y horas entre los cuerpos mutilados de los no muertos y sus compañeros caídos en la batalla. ¡No la encontraba!
- Chico, deja de buscar, no la vas a encontrar. Hemos encontrado esto- Uther se dirigió al único superviviente de su guarnición, enseñándole las credenciales y el tabardo de Lucentum. Sargento de la mano de plata.
- No, no, no, no….¡ NOOOOOOO!!!!- chillo con todas sus fuerzas al ver los objetos de su compañera- ¿ Por qué? ¡Estúpida niña creída, podíamos haberlo hecho juntos!- chillaba entre lagrimas mientras caía de rodillas en el campo de batalla, agarrando con todas sus fuerzas el pañuelo que ella deposito en su cuerpo inconsciente.
- Lo siento, chico. Algún día pagará la plaga y sus dueños por ello, lo juro por la luz- dijo Uther mientras apoyaba su mano en el hombro desconsolado de Ghendalar.
**********************
- Despierta niña de entre los muertos, aun no ha terminado tu tarea en este mundo- una voz profunda llegaba a los oídos de la joven- Despierta, y véngate de tu antigua existencia y de aquellos que te dijeron que eras débil.
Su pelo se había vuelto blanco, su piel cobriza paso a ser de un color enfermizo y sus ojos no tenían iris ni pupila. Su nombre, perdido en la antigua parte de su anterior existencia. Ahora, ella era un ser traído del averno de la muerte para llamarse: “Noctambula”.
Continuara…….
Era algo perezoso, pero tenía que levantarse como cada mañana para sus ejercicios con la espada y sus estudios de historia. Le encantaba leer, siempre y cuando fueran relatos de caballeros y paladines que estuvieran dispuestos a luchar contra el mal que incidiera en las vidas de la gente de la Alianza. Pero, la tranquilidad, le reconfortaba hasta el punto de prácticamente invernar- Uffff si tuviera que dormir poco, ¿qué sería de mi?- dijo Ghendalar para que solo el escuchara su reflexión.
Se levanto y se dispuso de la armadura de mallas que le habían facilitado para la ceremonia, no sin antes acicalarse y lavarse para la ocasión.
**********************
Dos hombres se abalanzaban hacia la frágil figura de tan solo uno setenta de altura. Fintando a uno, y derribando al otro con un golpe de la empuñadura de su espada.
El hombre derribado, se levanto con la mayor velocidad posible para defenderse de la siguiente arremetida de la joven; sin éxito alguno, pues esta, echó un paso atrás para mantener la distancia de seguridad de la estocada. La estocada silbó el aire y la joven contraataco con una patada a la cara del hombre mientras el otro cargaba una vez más hacia ella, que evadió el ataque metiéndose por debajo de la defensa de este para levantarlo en plena carga, y así, dejarlo boca arriba en el suelo.
- Lucen, como te has levantado hoy. Una mas así, y mi mujer tiene que buscarse otro marido que la alimente- dijo el hombre que estaba en suelo boca arriba mientras se levantaba con la mano en alto, en señal de que cesara cualquier ataque. El entrenamiento había terminado.
- Al paso que vas, tu mujer tendría que alimentarte y luchar por ti - la sonrisa de la espadachín cegaba a cualquier hombre. La mujer, de nombre Lucentum (idioma perdido en la historia) era el claro ejemplo de cómo una mujer que podría haber tenido a cualquier hombre, dedicada su vida a la espada y la luz. Un largo cabello moreno, ojos verdes, facciones finas como la misma reina de Lordaeron y una piel tostada denotando su origen sureño. Ella fue una niña huérfana traída de la vega de Tuercespina para ingresar en el orfanato de las tierras de Arathi.
- Lástima que los hombres hayamos perdido la posibilidad de desposarte. El reino perdió una bella dama pero gano una gran guerrera- se acerco a los dos el instructor desde el otro flanco donde había caído de una patada de la joven- Creo que ha llegado el momento de prepararnos para tu iniciación como paladín.
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Ahora, era un paladín: servidor de la Luz; servidor del reino; servidor de la vida; servidor de su rey. Y como tal, debía comenzar su instrucción junto con otros iniciados de los principios de la Luz para servir al reino de Lordaeron.
El entrenamiento era duro. Semanas y semanas de comprender como la luz penetraban en su cuerpo para luego aplicarla en sus distintas acciones. Comprendía casi en su totalidad, el arte de la lucha con la Luz. Notaba como penetraba en él para darle una visión clara de los movimientos de su enemigo, para sentenciarlo con un ataque más rápido que un humano mortal. La Luz era poderosa en él para el combate.
Una mañana, dentro del complejo instructor, mientras se dirigía hacia la iglesia para rezar a la luz. Vio como una mujer estaba rodeada por cuatro hombres con las armas en ristre, dispuestos a luchar todos contra ella. Ghendalar, fue a interceder tal injusticia, pero fue parado por uno de los espectadores que le dijo- tranquilo chico, ¿ no conoces a la joven Lucentum- Ghen negó con la cabeza sin emitir sonido alguno, mientras no apartaba la vista de la escena- Pues ves acostumbrándote a ella, es una fiera en combate-dijo el veterano que lo paró.
Observo como la mujer iba derribando uno a uno a sus contrincantes sin el menor impedimento, en una danza bella y a la vez mortal con su espada. Fueron derribados finalmente.
Ghen, después de que los contrincantes se fueran malhumorados por otra derrota más, se acerco a ella para conocer a esa compañera mortal- No está nada mal para una muñequita como tu- dijo Ghen mostrándose simpático.
- Acaso ¿quieres que el combate contigo sea más que un entrenamiento, y termines en una tumba?- miro Lucentum a la cara del pelirrojo con sus pecas en los pómulos y su cara imberbe- Muchos, han intentado intimidarme por mi razón de mujer y, créeme, no ha salido bien parados.
- Perdón, no era mi intención ofenderte. A veces, debería meterme la lengua por donde…. Bueno, me llamo Ghendalar. Un placer, el conocer a una mujer como tu- Ghendarlar tendió su mano para que esta la agarrara por el antebrazo a la forma de cualquier hombre. Lucentum, viendo el gesto de igual que le mostraba el pelirrojo, se la tendió- Mi nombre en Lucentum y no me gustan los comentarios contra mi condición de mujer, pelirrojo. ¿Te has mirado al espejo? Pareces una carlota andante- rió con esa sonrisa sensual que solo la paladín podía expresar.
Los dos paladines se dirigieron hacia la capilla para los rezos matutinos.
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Dos años han pasado desde la academia, cuando Ghen y Lucen se preocupaban por rezar y comprender el significado de la Luz, mas los entrenamientos con armas. Muy lejos ha quedado la química, el entendimiento y la camarería por superar todos los obstáculos de la instrucción. Aquellos días cuando nació el amor entre dos personas unidas por la Luz, cuando el pelirrojo y la morena se amaron sin descuidar su deber por su pueblo y su nación.
Ahora, el uno y el otro, espalda con espalda. Están siendo atacados por una horda de no-muertos creados por la maldad de la plaga.
- ¡¡¡¡Lucen, el flanco derecho, cuidado!!!- chilló Ghen viendo como desde la lejanía una masa de músculos y cuerpos cosidos unos con otros, han creado un armatoste de tres metros de altura.
- Ghen, debemos retirarnos, esa cosa es demasiado para nosotros. Avanza y utiliza la Luz para deslumbrar a los nomuertos- a la orden de Lucentum, Ghen levanta con una mano una reliquia de algún antepasado paladín.
Invocando la Luz, un rayo de energía lumínica aparece en línea recta haciendo a los nomuertos echarse hacia tras para crear un camino. Ante tal situación, Lucen se dirige tras Ghendalar por el camino despejado por el efecto de Luz hacia lo que parece un lugar seguro estratégicamente. Una cueva.
Una vez recuperado el aliento y casi en plena oscuridad. Ghen levanta la cabeza del suelo con fatiga- Tenemos serios problemas, morena. Acaso, ¿ha llegado el final de nuestra carrera?- responde el paladín con una sonrisa satírica, riéndose de la muerte y de los nomuertos.
- Muchos tienen que caer antes para poder vencerme, niño con pecas. O ¿acaso olvidaste que soy mejor espadachín que tú?- Lucen miro a Ghen a los ojos.
- La cuestión de todo esto es que estamos rodeados por un ejército de no muertos y no tenemos escapatoria. Dudo que los refuerzos de Uther lleguen a tiempo para despejar esto. Por lo tanto, solo me queda decirte que ha sido un honor esta con tal paladín como tú. Que la oscuridad de mi vida tras la muerte de mi padre se desvaneció cuando te encontré en pleno combate rodeado de esos hombres, y cuando me atreví a acercarme y presentarme- Ghendalar se levantó del suelo frio de la cueva, y Lucentum le imito. Se quedaron fijamente mirándose el uno al otro en medio de la cueva con las caras llenas de hollín y las armaduras llenas de una sangre negra de sus enemigos.
- MI niño pecoso, no hace falta que te pongas tan melodramático para decirme que me amas. Lo sé, y tú también sabes que no hay hombre como tú que aguante tanto mi mal humor cuando blando una espada.- Lucentum le abrazo con fuerza y lo beso con pasión- Siempre te querré Ghen, quiero que lo sepas, y que mi pelirrojo no puede acabar así. Te amo demasiado- Ghen miro con dubitativa a los ojos de Lucen mientras notó como su cabeza era golpeada por la empuñadura de la espada de Lucentum.
- Una vez, me dijiste que lo dejarías todo por estar junto a mí. La orden, la luz, todo. Pero yo no quise. No obstante, tuviste el atrevimiento de darme este pañuelo bordado como símbolo de una unión que nunca se realizo, y creíste que lo tiré y me deshice de él- dijo Lucentum entre lagrimas mientras de la coraza de su armadura sacaba un pañuelo bordado con el símbolo de un ojo dorado y con una frase en el reverso que citaba “Dos amantes que solo pueden ser noctámbulos para amarse” mientras los dejaba en la mano del inconsciente Ghendalar.
Lucentum deja el cuerpo inconsciente de Ghendalar en la cueva con paso decidido hacia la luz del campo de batalla. La horda de muertos al ver como un ser vivo aparece de la frondosidad de un bosque, se abalanza con rapidez hacia la paladín. Ella, se pone en posición defensiva para recibir la oleada de ataques provenientes de los no muertos. Estocada tras estocada, la fuerza de la paladín va mermando a medida de que sus enemigos crecen en número, pero las fuerzas no le flaquean mientras grita- MI pelirrojo, vivirás.¡¡¡Vivirás!!!- con ese último grito, la oleada de no muertos hacen retroceder a la paladín hasta derrotarla.
Una masa de cuerpo la tiran al suelo mientras en entre gruñidos y sonidos de desgarres de carne, se oye los gritos de una joven paladín.
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Ghendalar despertó con la luz del alba entrando en la cueva. Sintió el tacto suave del pañuelo en su mano, la textura de los bordados, el olor a ella. Se incorporo con la mayor velocidad posible, mareándolo en el proceso por el fuerte impacto recibido en la cabeza. Empezó a buscar por la cueva y no la encontró. Salió de la cueva para ver como las tropas de Uther llegaban en plena batalla, y como los no muertos huían al ver que su ejército se reducía ante la nueva amenaza.
El paladín estuvo buscando hora y horas entre los cuerpos mutilados de los no muertos y sus compañeros caídos en la batalla. ¡No la encontraba!
- Chico, deja de buscar, no la vas a encontrar. Hemos encontrado esto- Uther se dirigió al único superviviente de su guarnición, enseñándole las credenciales y el tabardo de Lucentum. Sargento de la mano de plata.
- No, no, no, no….¡ NOOOOOOO!!!!- chillo con todas sus fuerzas al ver los objetos de su compañera- ¿ Por qué? ¡Estúpida niña creída, podíamos haberlo hecho juntos!- chillaba entre lagrimas mientras caía de rodillas en el campo de batalla, agarrando con todas sus fuerzas el pañuelo que ella deposito en su cuerpo inconsciente.
- Lo siento, chico. Algún día pagará la plaga y sus dueños por ello, lo juro por la luz- dijo Uther mientras apoyaba su mano en el hombro desconsolado de Ghendalar.
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- Despierta niña de entre los muertos, aun no ha terminado tu tarea en este mundo- una voz profunda llegaba a los oídos de la joven- Despierta, y véngate de tu antigua existencia y de aquellos que te dijeron que eras débil.
Su pelo se había vuelto blanco, su piel cobriza paso a ser de un color enfermizo y sus ojos no tenían iris ni pupila. Su nombre, perdido en la antigua parte de su anterior existencia. Ahora, ella era un ser traído del averno de la muerte para llamarse: “Noctambula”.
Continuara…….
martes, 24 de enero de 2012
Final resumido de H2 El laberinto de la espira de trueno.
FINAL H2 EL LABERINTO DE LA ESPIRA DE TRUENO.
Debido a la falta de tiempo y a otros factores que no vienen al caso. Os dejo un resumen, muy resumido xD de la aventura H2 adaptada a RO gracias a la revista Dungeon Magazine. Espero, francamente, poder escribir como vengo haciendo para H3 La piramide de las sombras.
Los héroes después enfrentarse a los asaltantes sangrientos, el clan de enanos grises, los colmillos negros y Paldemar. Encuentran unos documentos de los planes de Paldemar y la fuente de poder que pretendía adquirir.
Como logros, los aventureros consiguieron salvar a la mayoría de los esclavos y conseguir en sus filas a Katherin. Una sacerdotisa del dios Aumanator atrapada en el templo de Befomet. También , la vuelta de uno de los antiguos miembros que empezaron la aventura ha vuelto en los momentos de necesidad. Natan, el Deva invocador de la diosa Selune “En los momentos de necesidad Selune me manda para salvaguardar vuestro camino”.
Los héroes se disponen a salir del templo de Cyric y, abandonar su locura, para regresar al salón de las siete columnas con las noticias de este malvado plan, que elaboro el mago sin saber el verdadero propósito. ¿ qué les deparará a nuestros héroes?
FIN
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