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miércoles, 28 de marzo de 2012

Campaña de nivel Parangon para los " Hijos de Mordenkainen"

 


Os dejo lo posteado en el privado de Face.

Señores, pasando a otro tema de importancia.
Os indico que la aventura esta a punto de terminar y, como dijimos( en consenso mayoritario por todas las partes) que queriamos disfrutar un tiempo con D&D 4 ed; necesito saber, lo siguiente:

- ¿Os quedareis con vuestros pjs de ahora para llevarlos al nivel parangon?


- ¿ Cambiareis de pj y de raza??


Son preguntas que quieros que realiceis todos, pero no aqui ( se pueden perder los datos con tanto posteo) sino en mi blog; que para algo esta ¬¬.


He creado el hilo. Solomante, tendreis que logear con vuestro gmail y comentar. Tambiém, encontrareis las restricciones que pongo.


http://donogalxanagaz.blogspot.com.es/


Espero vuestras respuestas y, asi, empezar a elaborar la campaña de nivel parangon


Además, tal como indiqué  en el post, comento las restricciones:

1- No repetir clase, almenos que sean del manual basico; estas siempre estan disponibles.
2- Hay ciertas razas no permitidas en la partida, por ejemplo, el Drow.

Estas son unas de las normas, que a voz de pronto, se me ocurren. A medida que vayais contestando, ire diciendo si son factibles.

Un saludo a todos.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Relato de Lucentum y Ghendalar parte 2



 -          Disponer la caballería, debemos parar el ataque- El hombre ataviado de una armadura completa dirigió  a sus soldados hacia el frente de abominaciones  de no muertos en las heladas tierras de Rasganorte.
-          Capitán, aun no hemos recibido la señal del comandante. Debemos esperarla tal como nos dijeron- El sargento indicó al capitán el plan previsto para la vanguardia de ese día.
-          ¡No, no pienso esperar para ver como matan a mis hermanos! El comandante se equivoco de estrategia, van a ser machacados por el enemigo- El capitán levanto su yelmo para mostrar su cara de frustración e ira. Ghendalar, capitán de la sub división de exploración de los Fiordos Aquilonales.
                A una señal, la caballería avanzo hacia el frente con la mayor velocidad posible; en el choque, los paladines y guerreros, utilizaron todas sus fuerzas para mermar el avance de las abominaciones. Ghendalar, salto del caballo en el último momento, en el que un gran cuchillo silbo el aire por la altura del caballo. Se incorporo de seguido con la espada desenvainada, lista para hacerle frente a la abominación.
                Estocada tras estocada, iba ganándole en el combate a la abominación; invocando la Luz en cada remetida.  La abominación, no podía hacer nada ante el ataque del curtido paladín.  Él era el ganador.
-          ¡Por la Alianza! – grito Ghen hacia sus compañeros con ánimo de darles valor- ¡Que la Luz nos guie, hermanos!
                La batalla duro durante las dos siguientes horas, hasta que los no muertos se retiraron. Un día más, la Alianza había aguantando el ejército del príncipe caído, Arthas.
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-          Mi señor, los paladines han vuelto a ganar este día-  La figura amorfa de un no muerto hechicero, se inclinaba  con temor ante la figura espectral del Rey- Este contingente de la Alianza es muy duro. Nuestros hombres, utilizando todos sus recursos, no son suficientes para retenerlos en las costas.
-          Sabandija insignificante, ¿en qué momento fuiste elegido para tal empeño? Kelthuzad se equivoco eligiéndote. Debo de tomar medidas al respecto- La voz profunda del Rey hizo que él no muerto se estremeciera de pánico-  ¡ No vales nada! Te enviare a tu reemplazo en breve para que pueda paliar tal situación. Espero que cuando llegue, la recibas como es debido.
-          Si mi señor, gracias por este acto de clemencia. Ella, será recibida tal como su cargo indica- la misérica forma de no vida,  se arrodillo ante la imagen del Rey;  viendo su salvoconducto a la muerte definitiva.
-          Espero, que ella sea clemente contigo- Una risa profunda y diabólica resonó del yelmo del Rey. Para, poco después, desaparecer la imagen de él.

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-          Jajajajajaja, bien Ghen. Ahora, ¿te dejaras que te emborrachemos? – El viejo enano le pego una palmada a Ghendalar en la espalda en agradecimiento por la gesta.
-          Lo siento Morkalin, debo estar atento. Mis tropas siguen dependiendo de mi- dijo Ghendalar con una cara que no demostraba mucha credibilidad a lo que había dicho. Para poco después, arrancar en risas estridentes junto al enano.
-          Pensaba que te estabas emblandeciendo. Ya te iba a mandar a darle de comida a los caballos- el enano rompió en carcajadas, mientras levantaba la jarra de cerveza para brindar con la mesa entera.
                No obstante, entre la cerveza y las risas de los enano. Ghen, estaba sumergido en sus pensamientos mirando la cicatriz que llevaba en su mano. Recordaba como se la había hecho, y quien.
                Aquel verano cuando había pasado dos años desde su ingreso en la orden y,  el haber conocido a Lucen,  su compañera de armas.  En medio del campo, se pusieron a ejercitar sus estilos de lucha con la espada como tenían costumbre.
                Lucen se abalanzo hacia el paladín de frente describiendo un arco descendente con la espada, únicamente, sosteniéndola con una mano y dejando la otra libre para crear una estabilidad por el impacto inicial del ataque. Ghen, paró la estocada con la espada recibiendo todo el impacto de la carga, obligándole a flexionar las piernas para amortiguar el golpe. En ese momento, Lucentum, aprovechando la estabilidad obtenida por la mano libre. Gira sobre sí misma, avanzando en un baile macabro para posicionarse en la espalda de él.   Ghendalar, con rapidez, alza la espada para llevarla a la espalda y, así, parar la estocada por la retaguardia; otro giro más, y los dos contrincantes quedan cara a cara- No está nada mal……, para un hombre- dijo Lucentum con una sonrisa socarrona.
                El combate se alargo durante unos seis minutos, con sus altibajos en la pelea y sus desequilibrios de la abalanza.  Pero, en el último momento de la pelea. Ghendalar, descuida su guardia para ser acertado en la mano con el filo de la espada de Lucentum- ¡Por la Luz!,  que te ocurre, ¿acaso quieres amputarme la mano?- Ghendalar grito tras recibir el corte en la mano mientras sangraba sin cesar.  Se giro bajando la guardia e invoco a la Luz para su herida dejara de sangrar.
-          Si hubiera sido un orco, estarías  muerto- Lucentum miro con dureza al hombre mientras limpiaba la sangre que se había alojado en su espada debido al golpe.
-          A veces, creo que no estás bien de la cabeza, mujer- grito sin control el paladín, alejándose de su compañera.
                Ghendalar, se frotaba la mano donde tenía la cicatriz. La morriña le inundó al pensar en ella. Pues la mujer acudió al cuarto de Ghendalar para susurrarle al oído- Debemos ser fuertes, Ghen. No nos espera una vida fácil, y debemos permanecer juntos para siempre - recordaba como la mujer le daba un beso en la mejilla para luego abandonar el cuarto, creyendo que estaba dormido en el momento que le dijo esas palabras. 
                Esa cicatriz le daba fuerza, le recordaba porque luchaba contra el mal; ya no era patriotismo y supervivencia, era venganza.
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                Una figura humana entro en la enorme tienda del oficial no muerto. A su paso, otro no muerto apareció para recibir al caballero de armadura y, posteriormente,  llevarlo a la presencia del oficial.

                El no muerto, encargado del destacamento, se horrorizó al ver la figura de un caballero de la muerte. Guerreros del rey exánime.
-          Adelante, caballero.  Estábamos esperando su visita, tal como nos dijo el Rey- el oficial no muerto, se levanto para recibir al recién llegado.
-          Ahórrate tu verborrea y teatralización de mi audiencia. Nuestro señor, esta a disgusto por tu mala gestión de las levas, y pide tu reubicación- la voz profunda del caballero,  denotaba su parte melódica, pues bajo el yelmo se encontraba una mujer.    
-          Mi señora “Noctambula” le cedo el puesto de mando para que empieza la campaña contra la Alianza de Lordaeron,  que llegaron hace meses a las costas…. Y para mi reubicación- dijo el oficial.
-          Exacto, sal de esa mesa y sal de esta tienda- dijo Noctambula dirigiéndose a la mesa para sentarse a ver los planos de ataque.
                El oficial salió de la tienda, donde se encontró con diferentes lacayos rodeándolo, dispuestos a retenerlo- Matadlo, no es de utilidad para el Rey- dijo Noctambula desde dentro de la tienda para que lo escuchara la hueste de no muertos que había rodeado a su anterior oficial.  El ser fue desmembrado cacho a cacho.
                La caballero se quito el yelmo para descubrí un bello rostro absorbido por la obscuridad, preparándose para la campaña contra los paladines.
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                Había llegado la mañana del vigésimo día de campaña, todos esperaban en los caballos, listos para avanzar. La lluvia, caía sin cesar y, el barro entorpecía cada vez más el avance.  Ghen, miro al horizonte donde veía a la hueste de no muertos preparada para la carga. Había ideado un ataque frontal con la caballería mientras otro destacamento atacaba por el flanco; un barco desembarcaría en la playa con las tropas que faltaban. Solo necesitaba aguantar lo máximo posible,  hasta que llegara el barco sin que el enemigo se percatara de su presencia. 
                Miro hacia un lado, e inclino la cabeza cubierta por el yelmo en forma de leon, para dar la señal a Morkalin- Creo que otro día mas, la muerte nos espera- Dijo el enano mirando hacia el horizonte.
-          ¡Guerreros, recodad un día mas, la cantidad de familias que murieron en las tierras de Lordaeron. Recodad, que una vez tuvisteis una vida pacífica con vuestras mujeres y niños, y que la plaga llego para destruir todo lo que teníais! - Ghen, empezó a gritar a los soldados recordando los días felices de su vida. Antes de la plaga, antes del Rey-  Yo perdí una gran vida, dedica a la Luz y al bienestar. Ahora, solo me queda recordad todo aquello que amé y que se fue en el olvido, solo me queda destruir al Rey y salvaguardar a aquellas familias que sobrevivieron a tan nefasta corrupción. Invoco a la Luz, invoco a la venganza por esas almas caídas. Invoco a la vida y a todos los que murieron por preservarla. ¡Destruyamos a la plaga! ¡POR LA ALIANZA!- El paladín grito a pleno pulmón para empezar la marcha en dirección hacia el batallón de no muertos.

                El choque de las fuerzas fue enorme, las espadas golpeando en las armaduras haciendo  restallar los tímpanos; el eco de las montañas acentuaba dicho estremecimiento. Los paladines y guerreros, luchaban sin cesar con la horda de no muertos cada vez más numerosa.  Ghendalar, desmontó de su montura y se dirigió hacia un claro entre la batalla para proteger al enano abatido por una estocada de un no muerto.  Este, yacía en suelo sin vida; era demasiado tarde para él. El paladín miro al no muerto que había matado a su amigo. El ser, horrendo con  mirada vacía y una mandíbula desencajada, observaba  al paladín mientras recobraba fuerzas para el nuevo combate.
              
                Ghendalar se echó hacia adelante con la espada en ristre para liquidar al no muerto. Lo ensartó y lo derribo al suelo para, justo después, encajarle una patada en el mismo mentón de la criatura; haciendo que esta se desprendiera de la cara del enemigo.  Otra oleada llego para abatir al paladin pero, gracias a Luz, Ghendalar invoco a esta para que le protegiera de los ataques de sus enemigos. Tras la confusión de estos ante la inesperada invulnerabilidad del paladín, retrocedieron desconcertados. En ese momento, el paladín aprovecho para encajar golpe tras golpe hasta derribarlos en el suelo.  
                En ese momento, los refuerzos que habían llegado a las playas aparecen por el oriente para atacar el flanco de la plaga; todo iba como se había planeado.
                Ghendalar se levantó con ánimo ante la llegada de los refuerzos, viendo como los no muertos se organizaban para recibir el choque por el flanco. No obstante, es su momento de gozo por la próxima victoria, un caballo surgido del mundo de los no muertos,  se abalanzo empujando a todo aquello que se le pusiera en medio. El jinete, ataviado con una negra armadura, alza su espada para propinar una carga contra el paladin. Ghen, se tira al suelo y rueda sobre sí mismo para no comerse la embestida.  El jinete desmonta de la montura con la espada en ristre preparada para la batalla con el paladín. 
                Ghendalar, mira fijamente hacia ese yelmo monstruoso preparado para asimilar la técnica de su enemigo en este combate.  De repente, el jinete carga contra el paladín con el arma a una sola mano, dejando libre la otra para ganar estabilidad en la remetida.  El paladín, responde como hizo en antaño; esa técnica la conocía.  Los dos siervos: uno de la Luz y otro de la obscuridad. Propinaban estocadas tras estocadas en una batalla espectacular, donde los no muertos hicieron un corro para ver como su general combatía por ellos- ¡POR NUESTRA SEÑORA NOCTAMBULA! - gritaron los no muertos al ver cómo iba ganando terreno al paladín afligido por el cansancio de la batalla.
             
                   En un giro, Ghendalar tiene la suerte de topar con un punto flaco en la defensa del jinete para rodar sobre sus propios pies y propinarle un golpe en la cabeza. El golpe hace que el jinete caiga al suelo, y que su yelmo salga despedido por los aires. Ghendalar, se queda mirando fijamente al abatido caballero de la muerte para que se incorpore y, así, reanudar la batalla.  Cuando el caballero se levanta del suelo, gira sobre sí misma para mirar con desafío al paladín. La rabia contenida del golpe encajado por el paladín, hace que el caballero muestre ira en su rostro. 
-          No puede ser- dice Ghendalar en un susurro solo perceptible por el mismo- No puede ser. ¡Tú, estas muerta! Tú no eres ella- grito el paladín a pleno pulmón.
-          Paladín, llegó la hora de tu redención. Noctambula no deja prisioneros de guerra - una sonrisa diabólica se dibujo en su rostro mientras levantaba la espada para proseguir con la lucha.
                Continuara……